Inversionistas privados, fondos de capital riesgo y emprendedores han visto en la acuicultura una actividad económica muy interesante impulsada por la creciente demanda de productos del mar, la necesidad de abordar la sobreexplotación de los recursos pesqueros naturales y la búsqueda de fuentes sostenibles de alimentos para una población mundial en crecimiento.
España, por su condición de gran consumidor de pescado y marisco es una apuesta atractiva. Además, se da la circunstancia de que en Europa somos altamente dependiente de pesquerías soberanas de terceros países o de importaciones de países productores acuícolas que no son de la Unión Europea, como es el caso de la necesidad de completar nuestra demanda de dorada y lubina de Turquía.
En un contexto en el que los consumidores están cada vez más concienciados en la importancia de adquirir productos localmente producidos, tanto por las implicaciones ambientales que eso conlleva como por cuestiones relacionadas con la seguridad alimentaria, emprender una aventura en acuicultura es cada vez una opción más valorada por los inversores.
Pero, como en cualquier inversión, existen otros criterios empresariales que son importantes y se deben considerar antes de tomar la decisión de seguir adelante.
Por eso, es importante, además de analizar las preferencias de los consumidores y buscar atender una necesidad del mercado hasta ahora insatisfecha con productos locales y de proximidad, saber qué especies son las idóneas y en que ubicaciones.
En todo este proceso, es importante que, como inversores, se cuente con profesionales con experiencia en la gestión del proyecto que sean capaces de calcular analíticamente la rentabilidad y el retorno de la inversión.
Analizar la inversión inicial implica incluir todos los costos asociados con la construcción de las instalaciones, la adquisición de equipos, la compra de juveniles de peces o semilla de moluscos, incluidos los gastos de alimentación si fueran precisos, así como el mantenimiento de las instalaciones para obtener la máxima rentabilidad.
La acuicultura está altamente influenciada por factores externos como las condiciones climáticas, las regulaciones ambientales y las fluctuaciones de los precios de los insumos.
La ubicación geográfica es, por tanto, una de las decisiones más importantes a tener en cuenta, una vez que estamos decididos a embarcarnos en un proyecto de acuicultura. No solo en lo relativo a las condiciones ambientales y de calidad del agua; también, para contar con infraestructuras y disponibilidad de personal formado y cualificado, así como de proveedores de tecnología y servicios que estén a la mano.
Las instalaciones modernas de acuicultura permiten garantizar la sostenibilidad ambiental, pero para su correcto funcionamiento requieren de la inversión en tecnologías avanzadas.
Una de las grandes barreras para el desarrollo de la acuicultura se identifica en las regulaciones y las licencias para operar. Es importante tener en cuenta las regulaciones ambientales específicas de cada país, los requerimientos en materia de seguridad y sanitarias, que pueden variar significativamente según la ubicación y deben cumplirse para evitar problemas legales y operativos.
Afortunadamente, en España contamos con grandes profesionales en todos los campos requeridos, desde la investigación y desarrollo, hasta la gestión de las empresas y la provisión de equipos y servicios. Esto garantiza la capacidad para resolver los problemas que se vayan produciendo una vez que los proyectos están en marcha y la adaptabilidad a los cambios que se vayan produciendo.
La evaluación de estos criterios permite a los inversionistas tomar decisiones informadas y aumentar las posibilidades de éxito en el sector de la acuicultura. Por eso, es recomendable buscar asesoramiento especializado y colaborar con expertos en acuicultura para optimizar las oportunidades de inversión.
Fuente: https://www.mispeces.com/noticias/Inversionistas-ven-en-la-acuicultura-una-oportunidad-para-satisfacer-demanda-local-de-pescado/